Si viajar en avión es estresante para la mayoría de humanos, no es difícil imaginar cómo lo deben de vivir los perros, más aún cuando tienen que ir en la bodega. Por eso compartimos esta batería de consejos y de noticias relacionadas con la experiencia de volar con perro, porque aunque lo recomendable sea evitarlo por completo -es lo que aconsejan desde la Humane Society de EEUU- a veces no hay otra alternativa posible y en ese caso hay que prepararse bien (y con tiempo, sobre todo) para intentar que la experiencia sea lo menos traumática posible.
Para tratar de ver y vivir la experiencia desde el punto de vista de los perros. Una cámara oculta en el transportín de este Corgi nos permite eso mismo, hasta cierto punto puesto que no vemos el momento del vuelo.
Esta mujer lo comprobó a su pesar. Aunque había contratado un servicio específico para que cuidaran bien de su Galga y de su gato, ambos estuvieron expuestos al sol y a temperaturas excesivas.
Se pudo recuperar, ella tuvo suerte. Y ha denunciado lo sucedido para intentar que no vuelva a pasar.
Viaja en el mismo vuelo que tu perro y pide a ver si es posible que te dejen ver cómo meten su transportín en el avión y cómo lo bajan.
Trata de evitar las fechas en las que los aeropuertos están a tope. Entonces es más probable que los animales se tratados con poco cuidado.
Al subir al avión, notifica al capitán y a al menos un auxiliar de vuelo que tu perro está en la bodega.
Si tu perro es braquicéfalo, evita directamente llevarlo en la bodega.
No es recomendable llevar a un cachorro en la bodega. Si tienes que volar en verano o invierno, trata de elegir horas en las que la temperatura no sea extrema. Por la tarde en invierno, por la mañana o por la noche en verano.
Mucho cuidado con el collar de tu can, que no se pueda enganchar en las rejillas del transportín.
Lleva al perro extra bien identificado con una chapa en el collar y también con la información sobre el viaje y la dirección y teléfono donde te puedan contactar.